ONU Haiti/Daniel Dickinson Gracias a la moderna equipación y nuevos métodos de apicultura, la producción anual de miel de Ilarion Celestin ha aumentado a 270 galones.
Ilarion
Celestin recibió el apoyo de la Organización de las
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y
del Ministerio de Medio Ambiente de Haití en el marco de un proyecto contra la
desertificación para modernizar su producción de miel.
Celestín
habló con Noticias ONU antes del Día Mundial de las Abejas,
que se celebra anualmente el 20 de mayo.
"Antes era
un apicultor tradicional. Mis abejas producían miel en un tronco hueco, pero
luego la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación me ayudó a pasar a una forma moderna de apicultura con formación
técnica y proporcinándome todo el equipo, incluidas 18 colmenas, que necesitaba
para ser un apicultor profesional.
Aprendimos a cuidar bien de las abejas y
ahora están más sanas y producen más miel y la producción es más higiénica.
Me encanta la
miel, tiene buen sabor, es rica en proteínas y también es medicinal. Mis abejas
producen cuatro tipos diferentes de miel; mi favorita es la de las flores del
árbol de Moringa, que es una miel blanca”.
Las abejas hacen el trabajo duro
No es un trabajo duro, reviso
cada colmena dos veces al mes y cosecho la miel tres veces al año. Son las
abejas las que hacen el trabajo duro.
Mi producción de miel ha
aumentado de unos dos galones al año cuando cuidaba las abejas de forma
tradicional, a unos 270 galones y, por supuesto, mi vida ha cambiado totalmente
como resultado.
Puedo ganar mucho dinero. Un
galón se vende por unos 50 dólares, así que es un buen negocio. La FAO nos dice
que hay una gran demanda de miel y quizás en el futuro mi producto se exporte
al extranjero. Ahora mismo, la vendo localmente y en la capital, Puerto
Príncipe.
Ahora
puedo permitirme enviar a mis hijos a la escuela, construir mi casa y comprar
una vaca.
Cada vez hay más personas
interesadas en convertirse en apicultores, especialmente desde el terremoto de
agosto de 2021. La FAO me capacitó para enseñar a la población local y ellos
vienen a mi granja para ver cómo dirijo mi negocio, así que estoy dirigiendo
muchas sesiones de capacitación y me siento bien al compartir mis conocimientos
y experiencia con los demás. Ahora hay unos 60 apicultores que producen en esta
zona.
Estos nuevos apicultores se dan
cuenta de que ni siquiera un terremoto puede interrumpir la producción de miel
de las abejas, aunque algunos de los agricultores de mi asociación perdieron
algunas abejas cuando sus colmenas se cayeron durante el terremoto de agosto
del año pasado y, por supuesto, también existe el peligro de los
desprendimientos. Pero, en general, es un buen trabajo para el futuro.
El reto del cambio climático
El
principal reto al que nos enfrentamos es el cambio climático. Cuando tenemos sequía, las
flores de los árboles no crecen bien y hay menos agua, por lo que las abejas
tienen que viajar más lejos para recoger néctar y beber agua, lo que significa
que producen menos miel. Así que estoy empezando a plantar árboles y a
asegurarme de que tienen suficiente agua. De esta manera, también estoy
apoyando la recuperación de los bosques locales, lo que es bueno para mi
comunidad, ya que hay menos erosión de los suelos que los agricultores utilizan
para cultivar y hay una mayor biodiversidad.
Este es un buen trabajo y es muy sostenible y estoy muy orgulloso de mi
miel".