Después de negarlo durante días, el Kremlin ahora admite dos muertos. También dijo que no utilizaría reclutas, y hay varios desaparecidos. Crece la indignación de las familias de los marineros: “No sabemos ni cuándo será el funeral”
Los familiares de los marineros que sirvieron a bordo del crucero misilístico Moskva siguen exigiendo respuestas, ya que el gobierno ruso continua ocultando información sobre lo que le sucedió a la tripulación, estimada en 510 personas, tras el hundimiento provocado por Ucrania.
El número total de muertos, heridos y desaparecidos sigue siendo un secreto de Estado. Moscú ni siquiera reconoció el ataque ucraniano, hablando de un incendio a bordo, lo cual habría provocado una explosión. Fotos difundidas este lunes, tomadas desde otra embarcación, mostraron daños muy evidentes provocados, según los expertos, por el impacto de misiles.
Hasta ahora se confirmaron apenas dos muertes. Pero al menos otras tres familias han dicho públicamente que no pueden encontrar a sus hijos que estaban sirviendo a bordo.
La segunda muerte confirmada oficialmente por el Kremlin fue la de Andrei Tsyvov, un recluta de 19 años.
Su madre, Yulia Tsyvova, había estado buscando desesperadamente información desde durante días. Recién este lunes por la mañana recibió una llamada del Ministerio de Defensa ruso. Su hijo estaba muerto.
“No me dijeron nada más, ninguna información sobre cuándo sería el funeral”, dijo la mujer al diario británico The Guardian. “Estoy seguro de que no es el único que murió”.
Los informes de los medios sugieren que el número de víctimas del ataque será mucho mayor, y los esfuerzos para suprimir la información sobre las muertes han generado comparaciones con el incidente del submarino Kursk que dejó 118 marineros muertos y golpeó el prestigio del joven presidente Vladimir Putin en el año 2000.
Varios padres de miembros de la tripulación del Moskva dijeron a The Guardian y a otros medios que sus hijos a bordo del barco eran reclutas y no soldados profesionales contratados, contradiciendo la versión oficial del Kremlin, que había prometido que ya no usaría conscriptos.
“Un recluta que se supone que no debe ver combates activos se encuentra entre los desaparecidos en acción”, escribió Dmitry Shkrebets, cuyo hijo Yegor era cocinero en el barco y figura como desaparecido en acción. “Chicos, ¡¿cómo pueden estar desaparecidos en acción en medio de alta mar?!”.
Shkrebets fue uno de los primeros en exigir públicamente respuestas sobre por qué su hijo fue enviado a la guerra. “Dijeron que toda la tripulación fue evacuada. ¡Es mentira! ¡Una mentira cruel y cínica!”.