AP
Nueva York
Un calentador eléctrico averiado en una fría mañana
dominical desató un incendio que llenó de humo un edificio de apartamentos en
el distrito del Bronx, provocando la muerte de 19 personas, entre ellas nueve
niños. Fue el peor incendio en la ciudad de Nueva York en tres décadas.
Los residentes atrapados rompieron cristales para
poder respirar y colocaron toallas húmedas debajo de las puertas a medida que
el humo subía desde un apartamento de un piso inferior donde el fuego comenzó.
Fue posible ver a muchos niños que recibían oxígeno luego de caminar con
dificultad tras ser sacados del edificio. Las personas desalojadas tenían el
rostro cubierto de hollín.
Los bomberos hallaron víctimas en todos los pisos,
muchas de ellas con paros cardíacos y respiratorios, dijo el comisionado de
bomberos Daniel Nigro. Algunas personas “no pudieron escapar debido al volumen
del humo”, señaló.
Más de cinco docenas de personas resultaron heridas
y 13 fueron hospitalizadas en estado crítico. Nigro indicó que la mayoría de
las víctimas padecían de inhalación de humo.
El alcalde Eric Adams elogió a los bomberos de la
ciudad por seguir haciendo rescates incluso después de que se agotó el oxígeno
de sus tanques.
Stefan Ringel, asesor de Adams, dijo que los
menores muertos tenían 16 años o menos. En una conferencia de prensa, el
alcalde indicó que muchos de los residentes provenían de Gambia, en África
occidental.
Un hombre que fue rescatado dijo que en un
principio no hizo caso cuando comenzó a sonar la alarma contra incendios, ya
que con frecuencia había falsas alarmas en la torre de apartamentos.
Nigro señaló que los investigadores hallaron que el
fuego “comenzó en un calentador eléctrico para espacios averiado” en un
apartamento amplio de dos pisos en el segundo y el tercer nivel del edificio.
La puerta del apartamento y la puerta que daba a la escalera fueron dejadas
abiertas, lo que permitió que el humo se distribuyera rápidamente por la torre,
agregó.
La residente Sandra Clayton dijo que salió
corriendo a toda prisa cuando vio el pasillo llenándose de humo negro y escuchó
a gente gritar: “¡Sálganse! ¡Sálganse!”
Clayton, de 61 años, indicó que se abrió paso a
tientas por una escalera oscura, cargando a su perro. El humo era tan espeso
que no podía ver, pero sí podía escuchar a otros residentes quejarse y llorar.
Su perro Mocha se le escapó de los brazos en medio
de la conmoción y posteriormente fue hallado muerto en las escaleras.
“Sólo corrí por las escaleras lo más que pude, pero
la gente me caía encima, gritando”, recordó Clayton desde un hospital donde
recibía tratamiento por inhalación de humo.
Unos 200 bomberos acudieron al edificio en East
181st Street a eso de las 11 de la mañana.
El residente Luis Rosa también pensó que se trataba
de una falsa alarma, pero cuando apareció una notificación en su teléfono, él y
su madre comenzaron a preocuparse. Para entonces, el humo comenzaba a inundar
su apartamento en el 13er nivel y escuchaba sirenas a lo lejos.
Abrió la puerta delantera, pero el humo era tan
denso que ya no era posible escapar, agregó.
“Cuando abrí la puerta, ni siquiera alcanzaba a ver
el fondo del pasillo”, declaró Rosa a The Associated Press. “Entonces me dije:
‘Está bien, no podemos bajar corriendo las escaleras porque si lo hacemos
terminaremos asfixiados’”.
“Todo lo que podíamos hacer era esperar”, apuntó.
Otra residente, Vernessa Cunningham, de 60 años,
dijo que corrió a su casa desde la iglesia tras recibir una alerta en su
celular de que el edificio estaba en llamas.
“No podía creer lo que estaba viendo. Estaba
conmocionada”, declaró Cunningham desde una escuela cercana donde se reunieron
algunos residentes. “Alcanzaba a ver mi apartamento. Todas las ventanas habían
estallado. Y podía ver llamas que salían de la parte trasera del edificio”.
El edificio de 120 unidades en el complejo Twin
Parks North West fue construido en 1973 como parte de un proyecto para erigir
viviendas modernas a precios accesibles en el Bronx.
La cifra de fallecidos el domingo fue la más
elevada para un incendio en la ciudad desde uno en el club social Happy Land en
1990, en el que murieron 87 personas, según datos de la Asociación Nacional de
Protección contra Incendios.