Por EFE
EFE
MAYO 2, 2021 4:08
PM PT
De alcalde estoico que guió a Nueva York tras el ataque del 11
septiembre de 2001, la imagen pública de Rudy Giuliani ha sufrido en los
últimos años un espectacular declive que lo ha llevado a ser a ser vapuleado y
ridiculizado en medios y redes sociales como abogado personal de Donald Trump y
ahora objeto de investigaciones por supuesta conspiración con funcionarios
ucranianos.
Su papel de
liderazgo en una Nueva York traumatizada por el peor ataque terrorista de la
historia le valió el título de “alcalde de Estados Unidos” y se le describió
una y otra vez como un “héroe”, mientras que la reina Isabel II lo condecoró
con el título de Caballero Honorario de Su Majestad y la revista Time lo nombró
“persona del año” en 2001.
Pero esta semana
recibió el último de una serie de golpes que han ensombrecido su carrera —buena
parte de ellos recibidos desde que se asoció con Trump— con el registro por
parte del FBI de su residencia neoyorquina y su oficina, tras el que requisaron
más de media docena de dispositivos electrónicos.
En concreto, las
autoridades de Estados Unidos están tratando de establecer si Giuliani presionó
ilegalmente al gobierno de Trump en 2019 en favor de funcionarios y empresarios
ucranianos, quienes, supuestamente, ayudaban al abogado a buscar trapos sucios
sobre los rivales políticos de Trump de cara a las elecciones de 2020, incluido
el actual presidente, Joe Biden.
Según los medios, las pesquisas también giran en
torno al polémico cese en 2019 de la embajadora de Estados Unidos en Ucrania
Marie Yovanovitch, que en octubre de ese año insinuó durante una comparecencia
ante el Congreso que su despido pudo tener que ver con los intereses
financieros en Ucrania de los socios de Giuliani.
“Obviamente (...) me odian, y odian a Trump, lo
cual sea probablemente la razón de todo esto”, dijo el jueves pasado Giuliani,
de 76 años, en sus primeras declaraciones tras el registro realizado por los
fiscales implicados en el caso, que hizo en su propio programa de radio.
“Creer que soy una especie de espía ruso... Mira mi
carrera. Quiero decir...mira mi pasado, mi carrera...”, insistió el abogado,
que también llegó a ser fiscal del Distrito Sur de Nueva York en la década de
1980.
UNA
IMAGEN YA DAÑADA
El exalcalde, sin embargo, había perdido ya una
parte importante de su abultado prestigio cuando los agentes del FBI
registraron su residencia. El momento que reflejó esto de forma más gráfica se
produjo el pasado noviembre durante una de las numerosas ruedas de prensa en las
que denunció las supuestas irregularidades de las últimas elecciones de Estados
Unidos, en las que Trump, su cliente, perdía ante Biden.
Tras unos 40 minutos de exaltado discurso, en el
que habló de fraude electoral sin presentar pruebas concretas, chorretones de
sudor de color marrón empezaron a caer por sus mejillas, algo que el público
achacó a algún tipo de producto que el neoyorquino había usado para tratar de
tapar sus canas.
Las fotos del extraño episodio, ocurrido poco
después de conocerse los resultados electorales, corrieron como la pólvora por
las redes sociales y fueron motivo de un sinfín de memes y chistes sobre el
abogado, que además acaparó titulares y portadas.
“El tinte de pelo de Rudy se va a confundir con
petróleo. Cómo no tenga cuidado Estados Unidos lo va a invadir”, bromeaba un
usuario de Twitter. “Estar con Rudy Giuliani es tan horrible que hasta su tinte
de pelo está tratando de escapar”, decía otro.
LA
LARGA LISTA DE CHISTES A SU COSTA
Días antes de este incidente ya había protagonizado
otro fallo organizativo, cuando celebró una rueda de prensa representando a la
campaña electoral de Trump.
Para sorpresa de los reporteros presentes, el
evento tuvo lugar en una dilapidada zona de aparcamiento a las afueras de
Filadelfia, cerca de un crematorio y de una “sex shop”, y frente a un pequeño
negocio de jardinería llamado Four Seasons Total Landscaping, que se cree que
su equipo confundió con la lujosa cadena de hoteles Four Seasons.
El bochornoso error también fue objeto de
incesantes burlas, aunque al menos hubo un beneficiado, ya que el pequeño
establecimiento empezó a vender camisetas y otros productos con eslóganes en
tono jocoso, con los que obtuvieron alrededor de 1.3 millones de dólares.
Pero poco antes de ese incidente, Giuliani ya había
sido ridiculizado en la película satírica Borat Subsequent Moviefilm, del
humorista británico Sacha Baron Cohen.
Durante el rodaje del filme, que sigue un formato
de falso documental, el asesor legal del presidente estadounidense concedió una
entrevista a la actriz Maria Bakalova creyendo que era una periodista con la
que, al terminar el cuestionario, accedió a tomarse una copa a solas en la
habitación de un hotel.
Allí, las cámaras ocultas lo grabaron en un momento
en el que se mete la mano en el pantalón tumbado en la cama frente a Bakalova,
imágenes que lo retrataron como una figura pública que aprovecha su fama para
mantener relaciones con jóvenes mujeres.
Esta semana, las redes han seguido bromeando sobre
el último incidente que ha vivido Giuliani, el registro de su residencia,
aunque este pueda tener consecuencias mucho más serias.
“Ahora sí que estará sudando Giuliani”, dicen
numerosas publicaciones de Twitter, que han vuelto a sacar a relucir las
instantáneas del sudor de tonos oscuros, pero que esta vez los cibernautas han
hecho chorrear por todo el rostro.
UN
DECLIVE INEXPLICABLE
John Bolton, exconsejero de Seguridad Nacional de
Trump, reflejó este sábado la perplejidad con la que la opinión pública está
observando el veloz deterioro de la imagen del político y abogado.
“No lo puedo explicar. Creo que es muy trágico para
Rudy y su familia. No lo puedo explicar”, afirmó Bolton en una entrevista con
la CNN sobre la transformación de Giuliani de héroe a una especie de híbrido
entre bufón y villano.
“Pero mucha gente ha resultado dañada después de asociarse con Trump, porque a Trump solo le importa él mismo, y creo que Rudy es una de esas personas”, zanjó.