El exgobernador Carlos Romero Barcaló, el recio dirigente estadista que por más de 50
años estuvo en el frente de batalla por la estadidad desde los tres puestos
electivos más relevantes en la política de Puerto Rico y quien hasta su último
día de salud continuó predicando con su pasión característica la anexión de la
isla a Estados Unidos, falleció hoy a los 88 años, informó su familia.
“A las 9:30 de la noche de hoy domingo 2 de mayo de 2021, de la
mano de mi mamá, mi hijo Cristopher y yo, falleció mi papá. Agradecemos todas
las oraciones que se mantuvieron a lo largo de este proceso. Pedimos un poco de
tiempo para asimilar todo y pronto estaremos ofreciendo más información¨, expresó su hija,
Melinda Romero, en comunicado de prensa.
Romero
había sido hospitalizado el domingo, 14 de marzo, debido a una infección, según
comunicó Melinda en ese entonces. Esa misma semana, se informó que el
exgobernador había sido diagnosticado con infección por dos bacterias en su
sangre, entre ellas “enterococo”. Su condición era descrita como “delicada”.
En la comunicación del
domingo, no se dieron detalles adicionales sobre la muerte del exgobernador, y
si respondió a las complicaciones de los pasados meses.
Salido de un linaje con hondas raíces en la
política puertorriqueña desde principio del Siglo XX, Romero Barceló estuvo 24
años en los tres puestos de más relevancia en la política de Puerto Rico. Fue alcalde de San Juan
de 1969 a 1977, gobernador de 1977 a 1985 y, años después de que se le diera
por muerto políticamente, regresó como comisionado residente del 1993 al 2001.
En el
camino se convirtió en uno de los mayores íconos del movimiento anexionista,
junto a José Celso Barbosa y por don Luis A. Ferré, fundador del Partido Nuevo
Progresista (PNP).
Pero, durante su larguísima
trayectoria fue también una de las figuras más polarizantes en la historia
política de Puerto Rico, por su estilo abrasador, combativo y volcánico, sobre
todo para independentistas, que nunca dejaron de considerarle el autor
intelectual del asesinato a manos de la Policía de dos jóvenes independentistas
en el Cerro Maravilla, ocurrido durante su primera gobernación, a pesar de que
dos investigaciones senatoriales no pudieron probar que él supiera de antemano
del entrampamiento policiaco del que fueron víctimas los dos finados, ni
hubiera aprobado ni consentido en el encubrimiento que hubo después.
“La
persona pública y la persona privada de Carlos Romero Barceló eran la misma. No
fue alguien que nunca quiso dorar la píldora. Esto lastimosamente le trajo
muchos problemas y muchas interpretaciones erróneas”, dijo el periodista e
historiador Antonio Quiñones Calderón, quien fue secretario de prensa del
exgobernador y recogió sus memorias en el libro ‘Una vida por la igualdad’.
Romero Barceló fue un líder sanguíneo y viril, que
generaba ardientes pasiones tanto entre quienes le seguían como entre quienes
se le oponían. La oposición quiso bautizarlo despectivamente una vez como “el
caballo” y Romero Barceló hizo suyo un mote, que, bien mirado, no le sentaba
mal. En debates, discursos y entrevistas, se balanceaba hacia atrás y hacia
adelante, respiraba agitado y embestía.
Nace
con abolengo político
Carlos Antonio Romero Barceló nació en San Juan el
4 de septiembre de 1932, hijo de Antonio Romero Moreno, un ingeniero y abogado
que sirvió también como juez, y Josefina Barceló Bird, quien fue la primera
mujer en presidir un partido en Puerto Rico. Su abuelo, Antonio R. Barceló, que
era independentista, fue en el 1917 el primer presidente del Senado de Puerto
Rico.
Barceló, como
independentista, se opuso a que a los puertorriqueños en 1917 se le impusiera
la ciudadanía estadounidense, a cuya defensa se dedicó el nieto por toda su
vida. Su hija Josefina se hizo cargo del Partido Unión tras la muerte de
Barceló en el 1930.
Romero Barceló se consideró
independentista desde su niñez hasta la primera mitad de su adolescencia. Se atribuye incluso haber obligado a la
dirección del Colegio St. Johns, del Condado, donde estudió sus primeros años,
a que tocara la Borinqueña junto al himno estadounidense en la asamblea semanal
de estudiantes.
Romero
Barceló se trasladó en escuela superior a la Phillips Exeter Academy, un súper
exclusivo colegio residencial fundado en el 1781, en el estado de Nuevo
Hampshire y cuya matrícula es, en este momento, de $50,000 anuales. Estudiaron
allí, entre muchos otros notables, los hijos de los presidentes Abraham Lincoln
y Ulysses S. Grant, el escritor Gore Vidal y, en tiempos más recientes, Mark
Zuckerberg, el fundador de Facebook.
Estando allí, se volvió
estadista.
“Conocí
otras personas y otra situación distinta de lo que yo había percibido en Puerto
Rico. Hice muy buenos amigos. Amigos que todavía lo son al día de hoy. No
tenían ningún discrimen en contra mía, de ninguna clase. Estando allá me di
cuenta de que eso no era así, era una apreciación. En aquel momento no supe
usar la palabra, pero me di cuenta de que Puerto Rico tenía un complejo
colonial”, dijo Romero Barceló, en una de sus últimas entrevistas, publicada
por este diario el 9 de junio del 2019.
Tras
graduarse de Phillips Exeter Academy en 1949, Romero Barceló estudió ciencias
políticas en la Universidad de Yale, en New Haven, Connecticut. En el 1953, a
los 21 años, regresó a Puerto Rico y se matriculó en la Escuela de Derecho de
la Universidad de Puerto Rico (UPR), de la cual obtuvo su juris doctor en 1956.
Empieza
a destacarse en la política
Poco después, empezó a darse a conocer en el
entonces minoritario movimiento estadista.
En el 1967, fue parte del grupo que partidarios de
la anexión de Puerto Rico a Estados Unidos que abandonó junto a Ferré el
Partido Estadista Republicano (PER) para participar en el plebiscito de status
convocado por el gobierno popular de Roberto Sánchez Vilella. El líder del PER,
Miguel Ángel García Méndez, había decidido no participar en la consulta, por
considerarlo un entrampamiento del liderato popular. Fuente: endi el nuevodia